Ahora mismo la cosa allí está complicada, muy complicada. Hezbolá, que hace dos años echó a Israel del país, quiere su trozo en el pastel del poder. No os creáis lo que dicen los americanos y algunos europeos: no es un grupo terrorista islamista como Al Qaeda. No tienen nada que ver, empezando porque Al Qaeda es suní y Hezbolá es chií, y como ya hemos visto en otra ocasión, se llevan muy mal entre ellos. Es un ejército, sí, pero también es un partido político y, como todas las facciones del país, controla su parte de la sociedad civil libanesa. En su caso, la musulmana chií, la más numerosa y la más pobre. Además, tiene el apoyo de Irán y Siria. Es como un mini-estado dentro del ya de por sí pequeño Líbano.
Eso, como es normal, molesta a los del gobierno. No les gusta que Hezbolá tengo tanto poder fuera del Estado. Así ha comenzado esto: el gobierno ha cortado la red de telecomunicaciones de Hezbolá, ha echado al jefe de seguridad del aeropuerto (afin a Hezbolá) y esa ha sido la excusa que la milicia ha encontrado para echarse a la calle, cortar Beirut, la capital, en dos, y tomar el control del aeropuerto. En el fondo, lo que hay es, de nuevo, una lucha entre facciones (mafias, las llama Maruja Torres) por el poder.
Y, preguntaréis: ¿dónde está el ejército libanés pa parar todo esto? Pues haberlo, haylo, y estar está. Pero tiene dos problemas: que no está lo suficientemente bien armado y que está compuesto por las mismas facciones que provocan todos estos problemas así que corre el riesgo de dividirse, lo que dejaría al país en manos de las milicias. Y eso se llama guerra civil.
Pero yo os dejo que os lo cuente Maruja Torres, que tiene más gracia y, sobre todo, más mala leche.
viernes, mayo 09, 2008
Maruja y el Líbano
Maruja Torres escribe en El País y a veces suelta muchas tonterías. Pero cuando se trata del Líbano debe ser de las periodistas que habla mejor y con más conocimiento de causa.
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