martes, diciembre 04, 2007

Chávez.

No había otro modo de titular este post. Hablar de Venezuela es, para mal, hablar de Chávez. Porque desde que fuera elegido (y es verdad, fue elegido) presidente de Venezuela (República Bolivariana) está arreglándoselas para convertir Venezuela en su jardín personal. ¿Por qué? Porque está gobernando con una ley habilitante, una ley que le da poder (casi) absoluto durante un año, y que puede ser refrendada por una Asamblea controlada por Chávez cuando se acabe el plazo.

Y la reforma constitucional que los venezolanos acaban de rechazar le daba aun más poder.

No me voy a extender. Si alguien quiere una resumen de la reforma, lo puede encontrar aquí. Es sencillito y no muy partidista. Baste decir, sin embargo, que los cambios conducían a un país donde el presidente gozaba de un poder difícil de encontrar en cualquier otra democracia digna de tal nombre: control del Ejército, del Banco Central (y por tanto de la política económica del país) y en materia legislativa. Todo ello, en virtud del artículo 236 de dicho proyecto. Es evidente que esa capacidad está prevista para todos los futuros presidentes del país, pero es evidente también que quien está ahora en el poder es Chávez. Y lo estará hasta 2013 (como mínimo).

Una amiga venezolana me dice que el NO ha ganado porque Chávez ha querido desmontar las acusaciones de tirano para poder hacer trampas en las próximas elecciones. No lo sé. Contando a bote pronto, Chávez ha ganado dos elecciones, un referéndum para una nueva Constitución hace ya seis años y otro referéndum revocatorio. Y siempre ha habido observadores extranjeros que casi nunca han puesto pegas. Habrá que esperar a la próxima votación. Ahora le toca a la oposición unirse y formar un bloque sólido en condiciones de afrontar una competición electoral. Entonces, veremos.

Lo que está claro es que América Latina necesita reformas, necesita líderes que trabajen de verdad por los más desfavorecidos (que son la mayoría), por la justicia social y por el progreso. Ni el Fondo Monetario Internacional y sus medidas hiperliberales (e inútiles) ni aspirantes a mesías como Chávez. Gente como Lula en Brasil o Michelle Bachelet en Chile, o incluso como Correa en Ecuador, que también quiere reformar la Constitución pero que parece más razonable y menos centrado en su poder personal que Chávez. No son perfectos (nadie lo es), pero parecen sinceros cuando hablan de ayudar a los pueblos que los eligieron.

Por si alguien tiene ganas, aquí puede leerse la reforma constitucional en bruto.
Quería poner una foto, pero el editor de blogspot es infernal y me cambia toda la edición, así que lo siento por el tocho.